Poco a poco van retornando las Legiones Romanas a Hispania para deleitarnos con sus delicias gastronómicas. Después de siglos de abandono y de sufrir terribles restaurantes "italianos" que más bien parecen fábricas de recocer harina pastosa y pizzerías que te reparten trozos de pan mal cocido existe al menos un sitio que merece llamarse Ristorante: Piu di Prima.
Entre las "rarezas", desconocidas para los españoles y que puede ser encontrada en este templo de la cocina italiana, está la cremosa Burrata. Esta delicia, con la suavidad de la nata y la acidez de los lácteos naturales que los españoles en muchas ocasiones denuestan, puede por fin, ser encontrada para traerla con nosotros a casa. En Madrid, en el maravilloso Mercado de Chamartín, existe un pequeño rincón dedicado a los quesos del mundo: Bon Fromage.
Esta rareza tiene una "vida útil" muy corta, por lo que es muy complicado encontrar sitios que se "atrevan" a servir este manjar.
Para disfrutar este pequeño tesoro, simplemente la "tumbé" sobre una cama de Ruccola, la bañé con el mejor aceite que encontré en la despensa, unas gotas de Modena y tras moler un puñado de granos de pimienta negra abrí la "bolsita". Entonces se deslizó toda la crema que escondía en su interior y .....probadla.
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Burra, Burra...por fin
Empieza la Temporada
Aprovechando el inicio de mi temporada culinaria favorita he decidido "retomar" mi escritura.
Hace un par de semanas inicié la búsqueda de las primeras delicias micológicas que el bosque nos ofrece y la búsqueda me llevó donde nunca me fallan Goldgourmet.
Allí encontré los primeros Boletus, traídos de Soria que aunque muy caros (60€/kg) consiguieron el objetivo de llenar mi cocina de olor a bosque. 
Aunque su excelente calidad, en realidad, se merecía una simple plancha con un buen aceite, me decidí por hacer un risotto. Y claro, este delicioso plato, al que últimamente destrozan en casi cualquier restaurante en España, se le deben aportar una serie de ingredientes de tal calidad, que no nos resulte en esos arroces a los que llaman risottos, y que cuando no son insípidos y están aguados nos recuerdan a la consistencia del hormigón.
Para mi risotto, sólo se utilizaron:
- Arroz arborio
- Aceite virgen
- Chalotas
- Pimienta negra
- Azafrán
- Caldo de verduras
- Mantequilla(no margarina)
- los fantásticos Boletus sorianos
- y por supuesto el ingrediente más importante, verdadero queso Parmigiano Reggiano de mínimo 24 meses.
Aunque este plato se basta por si mismo para ser degustado, el siguiente día quise servirlo con una maravillosa pieza de Presa Ibérica, que ya se puede encontrar en casi cualquier carnicería, y todo acompañado de los últimos higos de esta fantástica temporada, que la lluviosa primavera nos ha dejado.
